Por fin terminé de desenmarañar el cuento que involucra al Pacificador don Pablo Morillo y los terrenos que hoy ocupa el Palacio de Miraflores. Los datos son confusos y a veces contradictorios, pero siempre ubican al expedicionario español, un supuesto tesoro enterrado y también una fallida historia de amor. Ahora cumplo con lo prometido hace unos meses al amigo Sergio Guzmán.
Antes de entrar en calor, nos ubicaremos físicamente en el lugar de los hechos para darnos una idea de cómo era la zona en la segunda mitad del siglo XIX.
La nomenclatura de Caracas (Ernesto Armitano Editor, Caracas, 1978) de Rafael Valery, al referirse a la esquina de
Miraflores, nos presenta un paisaje suburbano de transición, en las afueras de la ciudad. Nos señala:
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Patio interior del Palacio de Miraflores
Tomada de wikipedia |
En el lugar que aparece en el plano de 1875 con el nombre de los Monos, existía una posesión conocida como la Trilla, que en 1884 adquirió el Presidente Joaquín Crespo del industrial Ernesto Stein, por treinta y siete mil bolívares, para edificar allí su residencia. La fábrica fue puesta bajo la dirección del italiano Orsi de Montebello, pero las obras tuvieron que ser suspendidas por varios años. Desterrado, en 1888 se encontró Crespo en Lima con el pintor español Oñate, a quien trajo a Caracas cuando su regreso al poder, en 1892, le permitió continuar sus trabajos. Contrató además al arquitecto Juan Bautista Sales, quien había trabajado en "Santa Inés", y con éste vino una verdadera colonia de artesanos catalanes: tallistas, escultores, decoradores, maestros de obras. (...)
El Cojo Ilustrado, el 1° de junio de 1899, ya muerto Crespo, lo consideró "el edificio más vasto, costoso y magnífico fabricado en el país para residencia privada". Se dice que Crespo llegó a hipotecar algunas de sus propiedades en Caño Amarillo para continuar la obra, y que un día mandó a quemar las cuentas...
Un poco más antiguo, pero también anterior a Morillo, es el nombre de la esquina de
Bolero, que proviene, tal vez, de un fabricante de bolas para un juego europeo que nosotros llamamos "bolas criollas". Cerca de allí, hacia el sur, está la esquina de
Camino Nuevo que se refiere al camino que abrió el Capitán don Juan de Guevara en 1603 con dirección al mar, que era el primitivo Camino de la Mar, hasta que se abrió el Camino de los Españoles. En el plano de 1843 se le denomina esquina del
Teque, pero en de 1852 aparece
Camino Nuevo. La sabana del Teque fue famosa en 1811-1812 por una revuelta de canarios contra la República; una vez derrotados, los participantes fueron juzgados y ejecutados. Quizá de allí surja la primera parte de la leyenda que nos habla de un "pozo de la muerte".
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Plano parcial del centro de Caracas.
Se pueden observar las equinas de Bolero, Miraflores y Camino Nuevo |
Luis Beltrán Reyes, en su obra
Santiago de León de Caracas en sus leyendas históricas (El Pastoreño, Caracas, 1993) nos presenta en tres capítulos diferentes la leyenda de Pablo Morillo y el supuesto tesoro enterrado en los terrenos de La Trilla, donde hoy se erige Palacio de Miraflores (trataré de corregir su arbitrario uso de los signos de puntuación):
...Ya desde la colonia -nos dice don Luis Beltrán-, mucho se sabía con respecto al pozo de la muerte o de los desaparecidos, y también sobre algunos muertos allí enterrados (...) que en pleno día abandonaban sus tumbas para vagar por algunas calles de la ciudad avileña. Cierto o no esto último, se sabe con certeza que, durante las luchas emancipadoras, no se dejó de creer lo que narraba en todos sus detalles esta leyenda, y, especialmente, de los principales protagonistas que la llenaban.
(...) Las muchas cosas que de dicho lugar se decían, eran tan espeluznantes, que gran parte de los caraqueños, al pasar frente a ese lugar, se santiguaban hasta tres veces, por temor de que algo maldito se les pegara, pues mucha gente afirmaba que allí estaba el demonio con un gran número de almas que había arrastrado a sus infernales dominios.
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Joaquín Crespo, dos veces Presidente
de los Estados Unidos de Venezuela |
(...) Tales eran algunos de los más conocidos comentarios sobre los habitantes de ese lugar regido por el mismo Satanás, y que todavía se recuerda con espanto y con gran temor de que, cuando menos se piense, salgan otra vez del lugar donde el General Joaquín Crespo mandó a construir el hoy llamado Palacio de Miraflores, asiento principal de los presidentes de la República (...)
El cronista nos refiere que nunca se ha tenido noticias de que el pozo de la leyenda fuera eliminado, sea durante la construcción del Palacio de Misia Jacinta o luego de su adquisición por la Nación en 1911. Tampoco fue encontrada la cámara del tesoro que Pablo Morillo utilizaría para guardar las joyas secuestradas (o entregadas, según el caso). El edificio no necesita un pozo endemoniado para parar el pelo; basta con un siglo de gobiernos malos, regulares y alguno bueno para que exude diablerías. Otro día volveremos a este bello edificio y de una historia de amor, odio y sexo que se produjo hace casi 80 años en una de sus habitaciones.
No, Sergio, no he olvidado la confusa historia de Morillo y su tesoro. Veamos lo que nos cuenta el autor para desenmarañar esta confusión:
... se recuerda al Mariscal de Campo, Don Pablo Morillo, que fue engañado con un fabuloso tesoro falso, por la hermosa y linda joven María Cristina Chirinos, para vengarse de las crueldades que cometía con los patriotas que caían en sus manos. Para entonces se dijo que Morillo, creyendo en la bondad de ese tesoro, le dejó enterrado precisamente en los alrededores del "pozo de la muerte", y con intención de recogerlo a su regreso de Cartagena, a donde pensaba embarcar.
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Don Pablo Morillo y Morillo
Conde de Cartagena y Marqués de La Puerta |
Y así fue, pero a su regreso a Caracas, su desilusión fue grande al encontrar en las siete valijas que intentaba llevarse a España, y donde donde había enterrado el falso tesoro, pedazos de cobre y otras baratijas de pésima calidad, que en nada tenía que ver con las lindas y brillantes monedas de oro ofrecidas, como ya apuntamos, por la encantadora y linda María Cristina Chirinos...
Aquí nos ubicamos en el tiempo. Como indicamos en nuestro artículo sobre la leyenda
El soldado y la Virgen del Rosario, Pablo Morillo llegó a Caracas a mediados de 1815 y a los pocos días partió a Cartagena, dejando al frente de la fuerzas expedicionarias en Venezuela a don Salvador de Moxó. Esta María Cristina debió ser rápida como un lince para caerle encima a este señor. Él regresará a Caracas en 1817 y retornará a España en diciembre de 1820, luego de concluir con Bolívar el Armisticio y Regularización de la guerra. ¿Cómo se levantó la bella María Cristina al Pacificador? ¿De dónde sacaría las joyas? ¿Era tan "agallúo" don Pablo? Esto huele a conseja de viejas.
En otro de los capítulos, al referirse a las relaciones de María Cristina con Morillo, el autor parece identificarla, y comienzan a surgir las contradicciones. Esta vez Morillo debe levantar un empréstito sobre la población para sufragar los gastos de la expedición. Recuérdese que Caracas había sido asolada por el terremoto (1812), la guerra a muerte, el hambre y la emigración a Oriente. Los caraqueños que huyeron con Bolívar y no murieron lanceados por las hordas de Boves, eran perseguidos por sospechosos. Muchos realistas, entre ellos María Antonia Bolívar, también habían emigrado. Quedaban en la ciudad pocas personas, la mayoría realistas, o los imposibilitados a abandonarla:
...Como es de suponer, esta llegada del llamado "Pacificador" no fue nada agradable para los que con entusiasmo y adulancia, lo habían ido a recibir. Fue entonces cuando se dijo con mucha insistencia, que el acaudalado Antonio Chirinos se le había ofrecido para allanar cualquier dificultad que se le presentara al enviado de S. M. Ha de saberse que este riquísimo canario tenía una preciosa hija que aspiraba casar con un hombre que llenara en todo sus ambiciones. (...) Tan pronto que se le presentó la ocasión, su linda hija, la dulce María Cristina, como todos sus amigos le llamaban, fue llevada a la presencia del General Morillo, y con gran esperanza que el llegado señor se prendara de su adorada hija. (...) a Morillo no pareció interesarle un matrimonio por los momentos. Pero esto fue gran consuelo y utilidad para la rica y bella María Cristina, que tampoco pensaba casarse con el primer hombre que escogiera su padre. (...) se interesó únicamente por el general Pablo Morillo para conocer a fondo, en todos sus detalles, los planes que este enviado a América por el Rey, proyectaba contra los patriotas americanos (...) María Cristina era una grandísima defensora de los patriotas...
¿Y entonces? El viejo canario Antonio Chirinos estaba tratando de evitar un empréstito y busca más bien de capturar al Pacificador para sus planes de encumbramiento social. No se ven valijas de monedas de oro por ningún lado, sino un coqueteo interesado de esta Mata Hari criolla. Morillo no muestra interés por la muchacha. Él era un oficial bien formado y no revelaría sus planes en cotilleos con una guaricha indiana, que tampoco estaba interesada en él. ¿Y el tesoro?
Leamos ahora qué nos dice sobre el particular otro capítulo del libro:
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Pablo Morillo según Adriá Fruitós, tomado de www.el malpensante.com |
(...) Como ya vimos, la primera preocupación del gallego expedicionario, fue exigir un empréstito alto y oneroso a toda la vecindad que ya empezaba a dar señales de su inconformidad y desasosiego ante tales perspectivas, pero sin dejar por otra parte de fingir que "estaban dispuestos a cualquier sacrificio en beneficio de su Rey". En estas circunstancias, muchos fueron los personajes de alto rango los que visitaron a Morillo para ofrecerle sus buenos servicios (...) Entre tales y poderosos señores (...) se hallaba el canario Juan Pablo Mosquera, quien había amasado una gran fortuna durante el tiempo que llevaba en Venezuela. Ninguno como él -y según su propia confesión-, poseía las mayores riquezas dentro del territorio venezolano. Había que ver parte de esas riquezas representadas en las más bellas perlas de Margarita y en cantidades verdaderamente fabulosas; grandes arcones donde se hallaban apiñados numerosos lingotes de oro de doce kilos cada uno, y todo esto sin contar diez baúles llenos de las más ricas y variadas piedras preciosas...
Ahora desaparece Antonio Chirinos y surge otro canario, Juan Pablo Mosquera, que presume de su fortuna (o blofea) y hasta presenta un inventario de sus bienes al Pacificador para que "acabara de una vez con los revoltosos", porque Mosquera era enemigo declarado de los independentistas... Entonces ¿Cómo salvó su riqueza este realista cuando los patriotas perseguían a españoles y canarios y los mataban como palomitas en 1813? Mosquera ahora denuncia conspiradores, que son apresados y sometidos a tortura. Pero lo que más interesó a Morillo fue el inventario y nos dice el autor que se encerró por varios días en una vieja casona donde muchos años más tarde Crespo construiría el Palacio de Miraflores:
Y fue allí precisamente donde Morillo hizo construir apresuradamente un subterráneo a cuatro metros de profundidad, con la intención de que se depositara provisionalmente aquellas fabulosas riquezas donadas por tan generoso y sumiso servidor del Rey. Cuando Morillo partió a la campaña de Nueva Granada, (...) tres noches antes, estuvo encerrado en ese lugar, contando una y otra vez, las piedras preciosas y aquel mar de perlas margariteñas que contenían aquellos arcones...
(...) Pero ha de saberse con toda seguridad que el jefe realista no llevó a la Península ni una sola piedra preciosa de aquella gran fortuna. Su intención era pasar una corta temporada en Cádiz y regresar nuevamente a Venezuela para llevarse a Francia esa fortuna que secretamente había dejado enterrada...
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Monumento a la entrevista de Bolívar y Morillo
Santa Ana, estado Trujillo
Tomado de www.ciudadccs.info |
Aquí hay muchos aspectos que no cuadran. La supuesta entrega de la fortuna de Mosquera habría sido en los pocos días que pasó Morillo en Caracas en 1815 antes de partir a Cartagena, tiempo que también debió compartir con la bella María Cristina, la apertura de la fosa para el entierro, y encerrarse a contar las joyas una y otra vez ¿Cuándo iba a trabajar y planificar su campaña?
Regresa a Venezuela a inicios de 1817 y concluye su misión el 17 de diciembre de 1820, después de concluir los tratados de armisticio y regularización de la guerra para los que fue instruido. Difícilmente podría pensar regresar a Caracas a buscar un tesoro y llevárselo a Francia.
El ladrón y corrupto era Salvador Moxó, a quien echó de Venezuela acusado de todo tipo de faltas. Morillo, a pesar de todo, era un súbito fiel que no tenía interés en apropiarse de bienes de la corona. Los túneles excavados bajo el suelo de Caracas, precisamente bajo la casa de la Real Hacienda, entre otros, hubiera servido para guardar los fondos. Si existieron, seguro fueron agotados en las campañas militares en Venezuela y Nueva Granada.